SEMANA 12 Habilidad Verbal SECCIÓN A
A
LAS FALACIAS EN LA ARGUMENTACIÓN
En un tratado ya clásico, Irving Copi señala que las falacias son argumentos incorrectos, pero psicológicamente persuasivos. Si quien desarrolla la falacia lo hace con la idea de engañar como un sicofante, el argumento recibe el nombre de sofisma. Obviamente, hay quien puede incurrir inadvertidamente en el error y así tenemos el paralogismo. El vigor de persuasión reside en que la falacia de modo aparente desarrolla una buena argumentación, pero la solidez, en rigor, es como un castillo de naipes. Para descubrir una falacia se requiere, pues, un análisis muy cuidadoso. Mentes muy agudas han incurrido en falacias.
TEXTO DE EJEMPLO
En noviembre de 1870, un joven médico italiano llamado Cesare Lombroso se disponía a realizar una autopsia en el hospital de Pavia. No era una autopsia común: el cuerpo pertenecía al célebre malhechor Villela, el Jack the Ripper italiano, que desafió a las autoridades y horrorizó al público durante décadas antes de ser capturado y ejecutado. Para Lombroso la autopsia también revestía un interés especial. Deseaba investigar la relación entre la conducta desviada y la fisonomía. Había notado que muchos criminales violentos usaban tatuajes complejos, a menudo con «dibujos indecentes» y una vez había examinado a un asesino sádico cuyo canibalismo parecía más propio de las Islas de los Mares del Sur que de la Italia moderna.
Mientras trabajaba en la penumbra de ese atardecer otoñal, reparó en algo más. La sección occipital del cráneo de Villela revelaba una pronunciada cavidad allí donde se unía con la columna, la misma clase de cavidad que encontramos en los «animales inferiores, incluidos los roedores». Lombroso apartó los ojos del cadáver: «De pronto creí ver, iluminada como una vasta llanura bajo un cielo llameante, el problema de la naturaleza del criminal, un ser atávico que reproduce en su persona los feroces instintos de la humanidad primitiva y los animales inferiores». El cuerpo del homicida revelaba las características propias de los «criminales, los salvajes y los simios», tales como enormes mandíbulas, pómulos altos, insensibilidad al dolor, vista muy aguda, tatuajes, pereza excesiva, amor por las orgías y la irresponsable búsqueda del mal por sí mismo.
Lombroso estaba convencido de haber hallado la clave para un problema que había empezado a inquietar a otros miembros de la profesión médica. Era el temor a la «degeneración», la posibilidad de que la población de Europa ya no pudiera enfrentar físicamente las exigencias de la vida civilizada. Gobineau había usado el término para referirse a los resultados de la mezcla racial; su hombre moderno era un «degenerado» debido al cruce entre arios y tipos humanos menos vitales. Este nuevo temor a la degeneración, sin embargo, cobró arraigo en los mismos círculos liberales que rechazaban las antojadizas teorías raciales de Gobineau. Para el observador experto, los avances económicos y sociales del siglo XIX parecían conspirar súbitamente contra el progreso humano en vez de favorecerlo. La teoría de la degeneración presentaba una imagen pesimista de la civilización moderna que, en definitiva, sería más influyente que los escritos de Gobineau, Nietzsche y sus discípulos. A fines de siglo, la teoría de la degeneración había sacudido profundamente la confianza del liberalismo europeo en el futuro, dejándolo expuesto a sus enemigos.
La degeneración se definía como el desvío morboso respecto de un tipo original. «Cuando un organismo se debilita bajo toda suerte de influencias nocivas, sus sucesores no semejan el tipo saludable y normal, sino que forman una nueva subespecie», que con creciente frecuencia lega sus peculiaridades a su prole. ¿Era posible que este debilitamiento, en condiciones adecuadas, afectara al hombre moderno? Los médicos, biólogos, zoólogos y antropólogos (miembros eminentes de las nuevas profesiones científicas) fueron los primeros en dar la alarma. En 1890 cundía la opinión de que una marea de degeneración barría el paisaje de la Europa industrial, creando a su paso una multitud de trastornos que incluían el incremento de la pobreza, el delito, el alcoholismo, la perversión moral y la violencia política.
Con pocas excepciones, los científicos más preocupados por la degeneración tenían opiniones políticas progresistas, incluso socialistas. Distaban de ser los defensores conservadores del statu quo que a veces nos presentan los historiadores. Lombroso, por ejemplo, fue miembro del Partido Socialista Italiano e hizo su carrera, combatiendo la pobreza y la desnutrición entre los jornaleros más pobres de Italia, ganándose la hostilidad de la aristocracia y los grandes terratenientes. Los que se oponían a su teoría de que la herencia determinaba la conducta social no venían de la izquierda italiana, sino de lo que hoy llamaríamos la derecha religiosa, la Iglesia Católica y sus aliados tradicionalistas.
Max Nordau, autor del influyente libro Degeneración, era un demócrata igualitarista y admirador de la Revolución francesa. Detestaba la aristocracia, el esnobismo social, la religión y la riqueza heredada tanto como amaba la ciencia y la razón. Lo mismo podría decirse de muchos importantes eugenistas que partieron de la teoría de la degeneración. Ernst Haeckel era miembro fundador de la Liga Nacional de la Paz y la Sociedad de Higiene Racial, mientras que Karl Pearson, director del laboratorio Galton, era socialista. La amenaza de la degeneración era uno de los temas en que más coincidían los socialistas, radicales y liberales de fines del siglo diecinueve.
La degeneración planteaba la posibilidad de que la sociedad industrial moderna estuviera creando un nuevo «bárbaro interior». Los liberales llegaron a la misma conclusión que los socialistas: las transformaciones sociales y económicas normales en la civilización moderna ya no constituían progreso, sino lo contrario. La sociedad moderna no podía sobrevivir sin la intervención de la ciencia moderna y el estado burocrático.
Arthur Herman (1998). La idea de decadencia en la historia occidental. Barcelona: Andrés Bello.
PREGUNTA 01
Medularmente, en el texto se sostiene que
A) Lombroso desestimó la teoría de la degeneración como un vano peligro.
B) la noción de la degeneración fue una obra de los científicos europeos.
C) el trabajo de Lombroso estuvo muy influido por las ideas de Gobineau.
D) la teoría de la degeneración respondía al ámbito de ideas del siglo XIX.
Solución:
El texto nos presenta la teoría de la degeneración en Europa durante el siglo XIX. Esta teoría pretendía explicar la presencia de trastornos sociales en este
continente.
Rpta.:D
PREGUNTA 02
En el texto, la expresión DIBUJOS INDECENTES connota falta de
A) pulcritud.
B) moral.
C) purismo.
D) estética.
Solución:
Se trata de un eufemismo que connota una falta a la decencia moral.
Rpta.: B
PREGUNTA 03
Luego de leer el texto, resulta incompatible establecer que liberales y socialistas
A) tenían serias dudas sobre la plausibilidad de la idea de progreso.
B) guardaban diferencias radicales en torno a las ideas de Gobineau.
C) admitían la validez de las premisas de la teoría de la degeneración.
D) están en desacuerdo en todos los aspectos de la degeneración.
Solución:
La amenaza de la degeneración era uno de los temas en que más coincidían los socialistas, radicales y liberales a fines del siglo XIX.
Rpta.: D
PREGUNTA 04
Debido al desarrollo textual, se puede decir que la teoría de Lombroso
A) fue un potente sofisma.
B) se basó en un paralogismo.
C) evitó caer en las falacias.
D) carecía de base empírica.
Solución:
Lombroso no era un racista, sino un socialista. Su teoría se basó en un error no intencional.
Rpta.: B
PREGUNTA 05
Se colige que Lombroso explica la conducta social por medio de una falacia que se puede rotular como
A) un determinismo ambiental.
B) una degeneración azarosa.
C) un determinismo biológico.
D) un prejuicio estadístico.
Solución:
En el texto se sugiere que Lombroso planteó un determinismo basado en la herencia. Incluso hay una referencia a quienes se oponían a su teoría de que la
herencia determinaba la conducta social.
Rpta.: C
PREGUNTA 06
Se colige del texto que, para erigir su teoría del atavismo criminal, Lombroso se cimentó en
A) las opiniones de Gobineau respecto de la degeneración.
B) la alarma que lanzaron los nuevos científicos sociales.
C) las críticas que recibió la teoría de la selección natural.
D) la existencia de la relación entre conducta y anatomía.
Solución:
Lombroso estudiaba la relación entre la conducta y la fisonomía, así establece que el cuerpo del homicida se asocia con las características propias de los criminales, los salvajes y los simios.
Rpta.: D
PREGUNTA 07
Se colige del texto que el pensamiento europeo decimonónico aceptaba la falacia de
A) la manipulación genética.
B) las razas inferiores.
C) la falibilidad científica.
D) la igualdad humana.
Solución:
«Cuando un organismo se debilita bajo toda suerte de influencias nocivas, sus sucesores no semejan el tipo saludable y normal, sino que forman una
nueva subespecie».
Rpta.: B
PREGUNTA 08
Si durante el siglo XIX se hubiese producido una ola de avances y progresos en diversos órdenes de vida, entonces
A) Lombroso habría llegado a ser un destacado filósofo social.
B) las cruentas guerras mundiales europeas no se habrían dado.
C) el pesimismo habría llegado de todos modos a los europeos.
D) la teoría de la degeneración no habría tenido tanta aceptación.
Solución:
La teoría de la degeneración surgió a raíz del incremento de males sociales en Europa, sin estos no habría necesidad de esa teoría.
Rpta.: D